Diciembre 2019.
Como toda carrera quiero dejar registro de cómo la preparé y como la desarrollé, particularmente este triatlón fue pura calidad, entiéndase por calidad como el resultado satisfactorio para el desarrollo de un proceso (y si que lo fue). Desde que nacieron los peques (4 y 2 años) he tenido que ir disminuyendo los tiempos de entrenamiento por que la idea es que sea un complemento a la vida y no la vida en sí y el trabajo de Marce acompañando, aplicando empatía y paciencia ha sido un aspecto importante en mi lograda constancia (aun cuando he pasado altos y bajos en mi historia en este deporte) pero que hoy siento que (en mi medio Ironman n12) he llegado a un nivel de madurez que me permite cumplir con la esencia del triatlón “la eficiencia en el desarrollo de la carrera” y poder de verdad “disfrutar” de principio a fin el desafío.
Comenzamos la preparación en medio de mis estudios de un MBA, en primera instancia para preparar Pucón pero gracias a unas gestiones de unos colegas colombianos logramos entrar a Cartagena, así que descartamos Pucón y pusimos el foco en , no encontré un lugar donde arrendar bicicleta, así que con niños y bicicleta sería el viaje, en términos de preparación postergue lo que más pude el nado, en general no nado mal y en los pocos entrenamientos mis ritmos no eran muy diferentes a lo de siempre, así que la mayor cantidad de horas las puse en la bici (99% indoor en casa con zwift) y por supuesto que no descuidé el trote (que para esta carrera fue clave), los días previos fui juicioso con la hidratación y las comidas para llegar de la mejor forma y disminuir el riesgo de calambres.
Llegamos el viernes de la carrera a Cartagena y nos instalamos con la familia, la ciudad nos recibió con 33 grados a las 1 pm, hicimos el trámite respectivo y comencé a dejar todo listo para el domingo, entre ello entregar la bicicleta el sábado, acá me tocó tomar una decisión que creía ya no tenía que tomar nunca más en un triatlón pero el lugar donde me tocó dejar la “flaca” tenía tierra suelta y suciedad (no me tocó pasto) así que me fui con el dilema de si me ponía los zapatos antes de subirme a la bici (transición más lenta y riesgo de desajuste de la cala) o los dejaba en la bici y corría con calcetines (transición rápida, pero riesgo de dejar el calcetín sucio para la bici y luego el trote y que me salieran ampollas)
Y así llegó el día D, y comenzaron las rutinas de siempre, me levanté a las 3 am desayuné tostadas con mantequilla de maní, dulce, platanal y un café con miel, a las 4:30 am me fui a la zona de transición para terminar de equipar la bici y llevar los líquidos muy fríos y la alimentación respectiva de la carrera y también tome la primera decisión fuera de la rutina que fue que me pondría los zapatos antes de subirme a la bici pero que caminaría para salir de la transición (y así disminuir el riesgo de desajuste), me despedí de Taty con beso y un “vamos mi amor” y “cuídate mucho” y entré a la zona de lanzamiento al agua a un costado del centro de convenciones, se me ocurrió pasar al baño y eso me dejó muy atrás en la fila de lanzamiento (mala mía), terminé lanzándome al agua a las 7:10 am cuando la idea era hacerlo a las 6:40 am (por “la calor” dirían en mi pueblo).
Avanza la fila y ya estando cerca de mi turno ajustó mi lente y paff!! se corta el elástico csm (fue parte de lo que pensé en ese momento) pero como ya había mentalizado toda la carrera mientras esperaba mi turno, me dije que si superaba este inconveniente mi carrera sería épica y mientras avanzaba la fila miraba el piso buscando algo para salvar y fue ahí cuando encontré un elástico que me ayudó a que al menos un ojo estuviera medianamente libre para poder ver las boyas y la estrategia era buscar piernas para irme detrás nadando con toda la fe que mi socio iría derecho, salté al agua y comencé a nadar, fue incómodo hasta que vi la primera boya del giro, ahí tomé como referencia el edificio del fondo y de ahí no me moví, solo me aseguraba de ir encontrando las boyas amarillas, así luego de 44 min logré salir del agua con el ojo izquierdo viendo borroso (mal tiempo pero el objetivo era llegar a la bici y se logró), ahí escuché a mi Taty dándome ánimo hasta que ingrese a la T1, saludé a la “flaca” me puse el casco, me lave los pies, calcetines, me puse las zapatillas de la bici y salí caminando hacia la zona de montaje, ahí estaba nuevamente mi Taty con el “vamos mi amor” que me despertó y me dejó arriba de la bici camino al giro en 45 kms más, la ruta (concesión costera de ISA intervial) es en general sinuosa y al final tenía 2 subidas largas y un buen asfalto, la ida fue de adaptarme al calor y de que el ojo izquierdo volviera al 100%, así que luego de pasar por el viaducto (precioso lugar) me sentí listo para empezar a pedalear a mi mejor ritmo sin pasarme de mis potencias (he vivido malas experiencias por hacerle caso a la sensación, el trote cobra siempre los excesos de la bici), giramos y al regreso no dejé que la potencia bajara y eso generó que pedaleara el retorno a casi 33kmh, que ayudó que el final mi tiempo fuera de 2:52:00 a una media de 31,3kmh.
Y llegó la reina de la noche “el trote por la ciudad amurallada” con 30 grados a las 11 am partí corriendo, con un par de decisiones intransables, en todos los abastecimientos, Gatorade pa dentro y agua pal cuerpo, sobre todo debía asegurarme que me tomaba todo el vasito de isotónico y dejar para el final el gel con cafeína, del trote puedo decir que fue parejo en general, no me sentí mal por el calor, respete mis ritmos, a tal punto que sentía que iba en velocidad crucero y aunque a ratos me venían esos pensamientos de me quedan 15k “que paja” no trascendieron en mi ejecución, disfruté los diferente sectores de la ciudad, un lujo poder correr ahí, los momentos más duros fueron en los primeros 5k ya que era el punto del primer giro (personalmente necesito tener referencias visuales para acortar mentalmente el trote) y la otra parte era cuando tocaba bordear por el interior y el exterior la ciudad (que horno que era eso),
ya cuando hice el giro que me llevaría a la meta me arregle mi traje empapado entre agua y sudor y visualicé nuevamente la carrera que hice y me pareció perfecta, no sabía si llorar o gritar y mientras me dejaba expresar escucho y veo a mi Taty dándome el ánimo final para llegar a la meta, me llevo el dedo índice a la cabeza y grito “bien ctm!!!!”… no podía más de alegría y satisfacción, sin duda un resultado de gran calidad, ejecutado en 5:52:43. Lejos de mi PB en tiempo pero que sin duda ha sido mi mejor ejecución de un triatlón en mi vida.
Bueno eso sería, quedé muy motivado y fit para ahora a preparar puerto varas y Valdivia para el 2024.
Gastón Quintas
Padre, esposo y triatleta